El concepto ADN basura lleva muchos años divulgándose y enseñándose como si se tratase de un error surgido directamente de la arrogancia de los científicos. Un error que ahora, gracias a nuevos hallazgos y a un cambio de mentalidad, se estaría corrigiendo.
El mito dice así: Cuando los científicos empezaron a leer el genoma humano comprobaron que solo una minúscula parte consiste en ADN codificante, es decir, en genes con información para sintetizar proteínas. El resto del ADN, ¿para qué sirve? ¿Qué hace ahí? No lo sabían. Y, como no lo sabían, decidieron que se trataba de ADN inútil. Que estaba ahí simplemente porque no hacía daño. Que era chatarra. Y así quedó establecido como ortodoxia durante un tiempo vergonzosamente largo. Hasta que, por fin, las nuevas investigaciones comprobaron que esa gran cantidad de ADN no codificante tiene papeles cruciales. (Sigue)
ATENCIÓN. Esto fue una broma con motivo del 1 de abril. Señores estudiántidos y docéntidos, no utilicen el texto para sus tareas académicas
Como sabéis, recientemente se ha trastocado la filogenia de Dinosauria, desestabilizándola de raíz por primera vez desde hace 1.300 años.
Antes teníamos los conocidos Saurischia (carnívoros y "cuellilargos") y Ornitischia (herbívoros acorazados, cornudos, picos de pato, etc). Ahora los ornitisquios van agrupados con los carnívoros y las aves en el grupo Ornithoscelida, grupo que significa "pájaros del cielo".
Los saurópodos (cuellilargos) y otros tipos primitivos como Herrerasaurus, Pregonerasaurus y Colchonerasaurus (sorry, nombres argentinos), éstos ya no serían dinosaurios. Los autores del trabajo han querido redefinir Dinosauria para mantenerlos dentro pero lo prohibe la IAARC.
Con lo cual, el Diplodocus, que es el animal en que mucha gente piensa cuando le dicen "dinosaurio", ya no es dinosaurio. Pero sí el mamut. Porque, de forma inesperada, al introducir varios mamíferos extintos en en análisis matricial filogenómico, resulta que entran en Dinosauria. Así que tenemos al mamut, al mastodonte, al gliptodonte, a los homínidos de Atapuerca y al Gigantopithecus dentro del grupo Ornithoscelida.
Esto destruye completamente la taxonomía de los mamíferos y, como es de esperar, los mastozoólogos están que se suben por las paredes. Anne Gibbons, primatóloga de la universidad de Griston, ha dicho que los que clasifican al mamut como "pájaro del cielo" son hijosdeputa. El autor principal del estudio sobre Ornithoscelida, el doctor Sabotage Baron, le ha pedido que aporte su matriz de datos o se calle.
Otra de las consecuencias del estudio es que los pterosaurios aparecen como sister group de las salamandras. Pasan a ser anfibios voladores. El herpetólogo Newton John también se niega a aceptarlo. Ha dicho: this is a withoutgod. Pero tampoco ha aportado una alternativa.
¿Hay que reescribir todos los libros de paleontología, de divulgación, etc.? ¿Tenemos que borrar un montón de posts en nuestros blogs? Sí. Así es la ciencia: un sindiós.
(...) Han pasado veinte años. Veinte años desde que se describiera el primer fósil con impresiones de algo parecido a plumaje en un pequeño dinosaurio no aviano chino. Veinte años de descubrimientos incesantes de plumas en diferentes estadios evolutivos, en especies de muy diferentes tipos, situados en muy diferentes ramas del arbusto dinosauriano. Veinte años durante los cuales los artistas, algunos rápidamente y con entusiasmo, otros despacio y a regañadientes, han ido adaptando sus representaciones de los animales extintos más famosos.
[Artículo completo en Cuaderno de Cultura Científica]
ATENCIÓN, NO USEN ESTO PARA SUS TAREAS ESCOLARES.
En septiembre del año pasado se publicaba el descubrimiento del Homo naledi, un hominino transicional que, según fue conceptualizado, transgredía la frontera entre los australopitecinos y los primeros miembros del género Homo (entendiendo, aclaremos, "género" y "Homo" en un sentido puramente taxonómico-biológico y circunscribiéndonos momentáneamente a esta subnarrativa particular intrínseca a la subcultura del discurso ""científico"").
Los restos post-materiales se habían encontrado en una cueva de la provincia sudafricana de Gauteng, un territorio en el que discursos subdialécticos opuestos sobre la raza pugnan por la "hegemonía significante" (sensu Derrida) en el seno de diversas expresiones étnico-identitarias. El Homo naledi fue, inevitablemente, señalado como un descubrimiento racista.
Un aspecto crítico pero frecuentemente ignorado de la dimensión humana de la paleoantropología es la relación entre la "verdad" publicada y su impacto en las comunidades etno-culturales. La propaganda del hallazgo, el hallazgo en sí (no los "fósiles", que, como tales, no existen, sino su textualidad re-creada en un discurso académico concreto), la agresividad jerárquica con la que fue impuesto como "realidad total" (según Lacan) a las diversas sub-realidades étnicas, hizo del Homo naledi un hominino que, en su contexto postcolonial, era percibido como despreciativo, ofensivo, abusivo, prejuicioso, intolerante. En definitiva, un hominino problemático.
Sería simplista interpretar estas acusaciones de racismo como el resultado de la "ignorancia científica" (en el sentido ingenuo y ramplón del cientificismo moderno) o de una excesiva influencia del "creacionismo" religioso (incluso ante la persistente negación de la relación evolutiva entre los babuinos (ejemplificación postsemiótica del primate arquetípico) y la humanidad (sublimada en la población nativa sudafricana))))))))). Teniendo esto en cuenta, no deberíamos soslayar la significancia "preconstructiva" del apartheid y la subsecuente desublimación africanista ante la supremacía auto-percibida de los varones blancos (Lee R. Berger, un varón blanco, sin discapacidades, cis y probablemente heterosexual, fue el científico que lideró la campaña de investigación).
Las representaciones artísticas del H. naledi lo expusieron como un individuo visibilizado como hombre, de piel tostada (apropiación cultural) y rasgos alejados del paradigma blanco-privilegiado (aunque el pelaje lacio y los labios finos han sido intepretados por expertos en post-ecología de las minorías como un intento de enmascarar y «auto-negar» el discurso normativo-supremacista solidificado mitopoyéticamente en las esculturas "«""científicas""»").
El Homo naledi es problemático también, y de un modo intrínsecamente preponderante, desde la perspectiva de género. Berger (quien ha desoído todas las peticiones que, desde diversos espacios neofemininistas, le instaban a clasificar la nueva especie como Mulier naledi), había solicitado para los trabajos de extracción de los fósiles un equipo de espeleólog@s "pequeñ@s". Lxs candidates fueren sometidxs a un casting en el qu@, finalmentx, resultaron escogidas seis personas visibilizadas como mujeres. Sus parámetros físicos (dejando a un lado la endeblez o, mejor dicho, inexistencia de la "medida" con independencia de los diversos "post-subdiscursos" neomaterialistas), aunque los cuerpos no dejen de evidenciarse como constructos sociales, podrían proyectar estándares de belleza difícilmente alcanzables por la bio-mujer actual (y, por tanto, opresivos en el metacontexto heteropatriarcal cis-sistémico).
De poco le sirvió a Berger excusarse mediante alusiones (claramente fálicas) a las estrecheces "objetivas" (de nuevo, en sentido cientificisista ingenuo) de las galerías de la cueva. Varios analistas del masculinismo paleontológico han señalado que estas seis mujeres fueron objetivifivicadas (y, por tanto, sexualmente explotadas). Las propias espeleólogas han confirmado que, durante aquellas jornadas en las que tuvieron que atravesar conductos subterráneos de menos de 16 centímetros de anchura, se habían sentido oprimidas.
La respuesta a la perspectiva simplista y corta de miras (si se nos permite el capacitismo) resumida en la frase "a hominin is just a hominin" ("un hominino es solo un hominino") no puede limitarse a extraer y visibilizar la experiencia de unos individuos-mujer o unos invididuos-negro. Eso permitiría el avance de las barreras, los prejuicios y los privilegios de los que el paradigma postcapitalista es núcleo irradiador. Necesitamos, pues, actuar sobre la "materialidad". El Homo naledi perpetúa el sexismo, el apartheid y la gordofobia, y por tanto quizá sería recomendable, como ya están exigiendo diversos colectivos activistas, que se procediera a la deconstrucción física completa ("física" en sentido premoderno) de todos sus restos "fósiles".
Y a dinamitar la dichosa "cueva".
ESTO HA SIDO UN POST SATÍRICO CON MOTIVO DEL UNO DE ABRIL, DÍA INTERNACIONAL DE LAS BROMAS. NO UTILICEN ESTE MATERIAL PARA APARENTAR ERUDICIÓN, PROFUNDIDAD O INTELIGENCIA. NO FUMEN. NO SE PASEN TAMPOCO CON EL DEPORTE.
Se acaba de publicar en Nature una nueva datación del Homo floresiensis, el humano diminuto (apodado "hobbit") y de rasgos primitivos descubierto en 2003 en la Isla de Flores.
La primera datación había arrojado una antigüedad de tan solo 12.000 años, y convertía al H. floresiensis en la especie humana de existencia más reciente (aparte del Homo sapiens). Pero esa datación era errónea; sedimentos más jóvenes habían cubierto los huesos y confundido a los investigadores. La antigüedad corregida de los restos óseos es de entre 100.000 y 60.000 años. La de las herramientas de piedra atribuidas a estos humanos, de entre 190.000 y 50.000 años. Han usado cinco métodos distintos e independientes, con lo que estos números parecen bastante sólidos.
En varios medios, incluida la especializada National Geographic, se están presentando estos resultados como la fecha de la extinción del Homo floresiensis:
And the new estimates for hobbit extinction coincide suspiciously with the arrival of modern humans in that area. (Y la nueva estimación de la extinción de los hobbits coincide sospechosamente con la llegada de humanos modernos a esa área.)
Varios titulares destacan la coincidencia entre la extinción de los hobbits y la irrupción del Homo sapiens, o se preguntan (viejo truco, el de la pregunta en el titular sobre ciencia) si nosotros los exterminamos.
Pero, si leemos el trabajo científico*, podemos comprobar que en ninguna parte se señala esa supuesta coincidencia ni se insinúa tal exterminio. Por una sencilla razón: no se sabe cuándo se extinguió el hobbit. Lo que se ha datado han sido unos esqueletos y unos útiles de piedra, no la extinción de una especie. La extinción pudo haber sido muy posterior. En el artículo científico, los autores escriben:
whether H. floresiensis survived after this time, or encountered modern humans, Denisovans or other hominin species on Flores or elsewhere, remain open questions that future discoveries may help to answer. (Si el H. floresiensis sobrevivió después de este tiempo (50.000 años), o se encontró con humanos modernos, denisovanos u otras especies de homininos en Flores u otros lugares, sigue siendo un asunto pendiente que los futuros descubrimientos pueden ayudar a resolver)
La posibilidad de que nuestra especie exterminara a los hobbits o los llevara a la extinción mediante la competencia por los recursos ya se había sugerido antes (cuando los restos se consideraban más recientes). Pero, de momento, no hay manera de probar esa hipótesis. Por muy jugoso y periodístico que nos parezca este asunto, el nuevo trabajo científico no va de eso.
*Thomas Sutikna et al. Revised stratigraphy and chronology for Homo floresiensis at Liang Bua in Indonesia. Nature, published online March 30, 2016; doi: 10.1038/nature17179
El origen de los eucariotas es tratado frecuentemente en divulgación como un "hito evolutivo". A partir de antepasados de organización relativamente sencilla (de tipo bacteria) surgió, hace unos dos mil millones de años, algo muy diferente tanto en estructura como en funcionamiento: la complejísima célula que forma los protozoos, animales, hongos y plantas.
Los antidarwinistas suelen afirmar que los mecanismos de la teoría evolutiva convencionales no bastan para explicar esta transformación. Uno de sus héroes fue la microbióloga Lynn Margulis, quien además de proclamar que el "neodarwinismo" era dañino promovió la llamada Teoría de la Endosimbiosis Seriada. Según este modelo la célula eucariota surge mediante la unión progresiva de diferentes bacterias.
Célula eucariótica animal.
El modelo de Endosimbiosis Seriada incluía dos elementos que hoy están suficientemente probados y se consideran hechos. El primero es que nuestros antepasados remotos incorporaron a su interior una alfa-proteobacteria, que luego se convertiría en las mitocondrias (orgánulos encargados de generar energía química). El segundo es la adquisición, en el linaje algas y plantas, de cianobacterias que realizaban fotosíntesis y que se han convertido en los cloroplastos (algo así como centrales de energía solar) de los vegetales.
Otros postulados de la Endosimbiosis Seriada no han tenido la misma suerte. Margulis sostuvo, a pesar de la ausencia de pruebas, que las bacterias espiroquetas eran las antepasadas de los flagelos de nuestras células. Los peroxisomas, orgánulos dedicados al metabolismo de las grasas, también fueron propuestos como ejemplos de antiguas bacterias simbióticas, pero actualmente esta idea ha sido descartada: los peroxisomas proceden más bien del retículo endoplásmico.
El modelo de la Endosimbiosis Seriada no explica el origen de la célula eucariota ni sus grandes y numerosas diferencias con los procariotas. Sí explica, y aquí el asunto está zanjado, el origen de la mitocondria (presente en casi todos los eucariotas) y de los plastos de los vegetales.
(La endosimbiosis de la mitocondria y el cloroplasto (u otros orgánulos, si se da el caso) no se debe entender como un fenómeno "no darwiniano" o incompatible con la teoría evolutiva establecida. Toda simbiosis requiere un proceso de coadaptación entre especies distintas, que de momento puede explicarse satisfactoriamente mediante etapas de variación al azar y selección natural.)
Según una hipótesis algo distinta (pero con ciertas conexiones con la endosimbiosis seriada), la célula eucariótica surgiría a partir de la fusión o mezcla entre dos procariotas: una bacteria y una arquea (más adelante, además, se incorporarían la mitocondria y el cloroplasto en procesos distintos). Hay varias versiones de esta propuesta, que supuestamente explicaría la aparición del núcleo celular y los complejos sistemas membranosos de la célula eucariota. He visto algunas veces defenderla un modo "saltacionista": se habría producido de golpe y porrazo un enorme aumento de la complejidad en la célula, dando lugar a un organismo nuevo, muy diferente a sus antepasados, y muy exitoso. Podéis corregirme si me equivoco, pero me da la sensación de que las pruebas para esta interpretación siempre han sido endebles, por no decir inexistentes.
Imagen sacada de la web Evolutionary Tree of Life donde se aprecia cómo los dominios de las bacterias y las arqueas se fusionan majestuosamente (pero improbablemente) para darnos lugar a los eucariotas.
Recientemente, por otra parte, se han ido publicando trabajos que que arrojan más luz y dejan menos sitio para las especulaciones sobre acontecimientos bruscos e improbables. Poco a poco se van fortaleciendo las siguientes hipótesis:
- Los eucariotas descienden (descendemos) de arqueas. No de eubacterias. No de una fusión arquea-bacteria.
- Los eucariotas también poseemos antiguos genes de bacterias, así que podría decirse que fuimos o somos "quimeras" genéticas de arqueas y bacterias. Pero estos genes fueron probablemente incorporados por transferencia horizontal (no hace falta recurrir a fusiones drásticas).
- Seguimos sin saber del todo cómo evolucionaron muchos de los rasgos propios de los eucariotas, aunque algunas cuestiones están más o menos resueltas. Ciertos orgánulos (como los peroxisomas o el aparato de Golgi) surgieron de novo en los eucariotas; otras estructuras, como el citoesqueleto capaz de autoorganizarse, proceden de estructuras más sencillas presentes en los procariotas. Quizá la incógnita más fascinante sea el origen de los cromosomas eucariotas y su funcionamiento, especialmente en lo que respecta a la reproducción sexual.
-La mitocondria se incorporó tarde. Probablemente, cuando la célula eucariota ya estaba "hecha", es decir, ya tenía la mayor parte de sus rasgos propios. La simbiosis entre la primitiva célula eucariota y los antepasados de la mitocondria parece que produjo un organismo ganador, que acabó desbancando al resto de los eucariotas (los que no llevaban mitocondria) y que evolucionó posteriormente hacia cosas tan increíbles como una Sequoia sempervirens, un Homo sapiens o un Tyrannosaurus rex
Esto que veis aquí es un nuevo y actualizadísimo panel expuesto en el Museo de Historia Natural de Londres. El gran paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro ha escrito de un modo crítico pero muy benevolente sobre este "árbol de la filogenia humana"... que ni es ni árbol ni es filogenia.
Lo que vemos aquí son cráneos (especies de homininos) flotantes, pseudo-organizados de la forma más ambigua posible mediante unos "contenedores", también flotantes, en forma de V. No hay conexiones entre las especies. No hay ramificaciones. No se representa de ninguna manera concreta el parentesco. No hay evolución.
Solo en la divulgación paleoantropológica son frecuentes este tipo de esquemas absurdos (perdón, es mi opinión) donde "todos flotan". Véase también este otro ejemplo del Smithsonian National Museum of Natural History:
Aquí tenemos un árbol y hasta ramas que conectan, ambiguamente, grupos correspondientes a géneros (Homo, Australopithecus...). Pero las especies, de nuevo, flotan inconexas como si Dios las hubiera creado y plantado en la Tierra sin más.
Como dice Bermúdez de Castro, "se evita proponer hipótesis filogenéticas entre las especies que aparecen en el cuadro. Este hecho suele provocar perplejidad y confusión entre los visitantes".
En mi opinión, lo lógico, lo normal, y lo DECENTE es representar un auténtico esquema filogenético, un árbol en el que todas las especies están conectadas por ramas que son linajes evolutivos y/o relaciones de parentesco. Efectivamente, no sabemos con una seguridad total cómo conectar esas ramas. Efectivamente, cualquier árbol que se dibuje será hipotético y podrá o no coincidir con el árbol real, es decir, con el parentesco evolutivo exacto de esos fósiles. Porque, señores, estamos hablando de ciencia y no de verdad revelada; la investigación y el progreso son constantes, y mañana sabremos más y mejor que hoy. Si esto no se enseña en primer lugar en un museo científico, se está haciendo mal.
Esto sí es un árbol evolutivo. Cladograma de aves antiguas. Fuente: NHM
El hecho de que las representaciones "flotantes" (o vergonzantes) abunden cuando se trata de evolución humana probablemente refleja un rasgo anómalo de la propia disciplina. En los trabajos científicos de paleoantropología rara vez encontramos un análisis de la filogenia, es decir, un estudio objetivo del parentesco del fósil en cuestión respecto de otras especies conocidas. Sin embargo, cuando el objeto de estudio es la evolución de dinosaurios, roedores, trilobites... realizar un análisis de filogenia es algo rutinario.
El descubrimiento paleoantropológico más reciente y espectacular, el Homo naledi, fue publicado en plan ultramoderno: ¡hasta venía con modelos escaneados de los fósiles para bajar gratis y reproducir con una impresora 3D! Y, sin embargo, el trabajo tampoco incluía un análisis de la filogenia que situara a la criatura en algún punto de genealogía humana.
Cuando, en 2009, tras quince años de estudio, se publicaron ¡once! trabajos sobre el Ardipithecus ramidus, ninguno de ellos presentaba un análisis filogenético estándar como los que aparecen casi siempre que se descubre un nuevo dinosaurio. Aunque los autores de estos trabajos defiendan a menudo por escrito una hipótesis concreta sobre la ubicación evolutiva de su fósil, rara vez lo hacen utilizando métodos objetivos que en otras ramas de la paleontología se consideran prácticamente obligatorios, y que utilizan matrices de datos de múltiples fósiles para calcular las ramificaciones evolutivas más probables. ¿Por qué ocurre esta "fobia a los árboles" en el campo de la evolución humana, tanto en la vertiente científica como en la divulgativa?
Incredulidad. Desconfianza. Racismo chinofóbico. Basta ya de todo esto, por favor. El superpaleontólogo Xing Xu y sus colegas han descubierto un dinosaurito con alas de murciélago. O sea, lo que viene siendo un dragón (en miniatura). Toda la ciudadanía está discutiendo sobre el Yi qi, el dino más extraño y con el nombre más corto de la historia. Por eso es pertinente el siguiente FAQ*...
ATENCIÓN, NO USEN ESTO PARA SUS TAREAS ESCOLARES.
El papel evolutivo de los mecanismos no darwinianos como la endosimbiosis o la transferencia lateral ha sido objeto de agrios debates durante las últimas décadas en el seno de la comunidad científica. Hace unos días comentábamos, quizá con excesivo escepticismo, el descubrimiento de cientos de transferencias microbianas hacia el genoma humano.
Ahora, la prestigiosa revista Cell* nos sorprende con otro hallazgo en apariencia revolucionario y yo, un furibundo crítico de Lynn Margulis, voy a rendirme ante él: los ovocitos de diversos mamíferos, incluido el hombre, es decir, la mujer, no proceden de la línea germinal de nuestros antepasados lejanos sino de un evento discreto de simbiogénesis mediado por virus.
Como todo el mundo sabe, el ovocito u oocito es un precursor inmaduro del óvulo, y se produce en el ovario del embrión femenino. Es decir, una niña nace ya con todos sus ovocitos, como ya sostenía con acierto la teoría de la Preformación. Los investigadores del Instituto de Biología Molecular de Ackermannweg, Alemania, han detectado en ovocitos embrionarios de humano, macaco y oveja la expresión dinámica y anómala de los genes PIWIL1, PIWIL2 y PIWIL3. Estos genes son activados por copias del virus TMV que se encuentran dispersas por los cromosomas y que también colaboran coordinadamente en la organización del cerebro, el corazón, los testículos y el hepatopáncreas.
Los investigadores creen que el virus TMV infectó los genomas mamíferos varias veces, la última de ellas hace unos 200.000 años (coincidiendo con el nacimiento de nuestra especie), pero que la infección se produjo desde el interior de un virus aún mayor, un "virus nodriza" de la familia de los megalomaiavirus que puede alcanzar tamaños gigantescos a escala metroscópica. Para que nos entendamos: una colonia de 16 megalomaiavirus tiene un tamaño muy similar al de un embrión humano en telofase o "pluteus". El racimo globular megalomaiavírico, repleto a su vez de partículas de ARN del virus TMV capaz de insertarse en cualquier genoma animal y dirigir su desarrollo, debió de infectar varias veces y en momentos de grandes crisis evolutivas a individuos clave de nuestro linaje.
Las investigadoras Elke F. Roosters y Lucette van der Kleinsaurier han cotejado mediante la novedosa técnica de Western Blot el genoma del ovocito de diferentes especies de mamíferos. Al tratarse de células haploides, su código genético es totalmente distinto del resto del cromosoma. Lo que no esperaban, al realizar el análisis bioinformático, era encontrarse con una extraordinaria similitud estadística entre el genoma ovocítico y el del alga Ulva lactuca, llamada así por su apariencia de vulva.
Hay muchas formas retorcidas de explicar estos hallazgos, pero la más simple, que es la que los científicos prefieren por economía o parsimonia, sugiere que la práctica totalidad de los cromosomas de los ovocitos humanos (y también los de las macacas y las ovejas) proceden íntegramente de esta alga Ulva lactuca, y que fueron probablemente transferidos en varias ocasiones por distintas infecciones puntuadas de virus nodriza gigantes cargados con secuencias de ARN regulador TMV, también de origen vegetal. Estos eventos podrían haber influido además en la forma de los genitales femeninos y, más importante, haber desencadenado el proceso de hominización y humanización de nuestra especie, a traves de mecanismos dirigidos no darwinianos pero, aun así, perfectamente transversales, intercoherentes y lógicos. Comienza el Cambio en la Biología.
ESTO HA SIDO UNA NOTICIA FALSA CON MOTIVO DEL UNO DE ABRIL, DÍA INTERNACIONAL DE LAS BROMAS. NO LO USEN PARA DERROCAR AL NEODARWINISMO. NO FUMEN. NO SE PASEN TAMPOCO CON EL DEPORTE.
El estudio científico* al que se refieren estos titulares se publicó ayer en la revista Genome Biology y es de libre acceso. Vayamos directos al gránido con un nuevo FAQ**
¿Es cierto que se han descubierto genes humanos que no proceden de nuestros ancestros?
Imagina que un extraño hubiera regalado un reloj a tu tatara-tatarabuela. Ese reloj lo hereda tu tatarabuelo, luego tu bisabuelo, de ahí pasa a tu abuela, luego a tu padre, luego lo heredas tú. ¿Dirías que ese reloj “no procede de tus antepasados”?
Esos genes sí proceden de nuestros ancestros, pero algunos ancestros lejanos los adquirieron de otras especies (fenómeno llamado transferencia genética horizontal, TGH) y nosotros los hemos heredado.
¿Esto es totalmente nuevo?
La transferencia horizontal se conoce desde los años 50 y se ha detectado en todo tipo de seres vivos, incluidos varios animales (Por eso quienes están en contra de los cultivos transgénicos porque dicen que “no es natural meter un gen de una especie en otra” están equivocados). Se sabe, por ejemplo, que el parásito Plasmodium vivax ha adquirido genes humanos, y que la mosca Drosophila ananassae tiene transferido casi el genoma entero de la bacteria Wolbachia.
¿Y qué es lo nuevo de este trabajo?
Los autores sostienen que la TGH es más frecuente en animales de lo que se pensaba. Han hallado en animales muchos genes activos que proceden, según ellos, de bacterias, protozoos y hongos. La mayor parte parece tener funciones relacionadas con el metabolismo. Los han detectado también en genomas de primates, incluyendo al ser humano.
¿Entonces ha ocurrido transferencia genética horizontal de microbios a humanos?
De microbios a antepasados de los humanos pero, en principio no necesariamente a humanos. De momento no ha sido posible determinar en qué épocas se produjeron esas transferencias.
¿De verdad tenemos genes de plantas?
Podría ser, pero no he visto que se afirme eso en el trabajo.
Esos genes “extranjeros” ¿podrían haber surgido de otra forma y no mediante transferencia horizontal?
Sí, de hecho es un punto débil del trabajo: los resultados pueden explicarse de otra manera. La TGH suele tener un serio problema con los falsos positivos. Por ejemplo, si un gen antiguo se pierde en muchos linajes pero permanece en determinados animales y determinados microbios, puede parecer que los animales los han adquirido de los microbios o viceversa, cuando no es así. La convergencia evolutiva puede hacer también que genes muy parecidos evolucionen en linajes distantes. Y la divergencia puede hacer que un gen se modifique tanto que se haga irreconocible en determinados linajes mientras se conserva en otros, pareciendo entonces un gen extranjero.
¿Es cierto que tenemos que reconsiderar nuestra forma de entender la evolución?
Eso lo ha dicho Alastair Crisp, autor principal del estudio, y me parece un poco exagerado. La transferencia horizontal es un fenómeno conocido y ya se tiene en cuenta a la hora de reconstruir el parentesco de los organismos o estudiar, por ejemplo, la adaptación. Cuando se detecta, claro. A efectos de la teoría evolutiva, la TGH puede entenderse como un tipo de mutación más. Al fin y al cabo ocurre al azar en individuos concretos, con independencia de sus necesidades, y después se somete a las mismas fuerzas evolutivas que cualquier otra variante genética: deriva, selección natural… Los efectos de una transferencia horizontal pueden ser muy diversos, incluyendo el no tener ningún efecto en absoluto. Como en general ocurre con las mutaciones, serían efectos perjudiciales, neutros o beneficiosos.
¿Por qué no actualizas de una vez el diseño viejuno del blog?
Pásame plantillas, tron.
*A. Crisp et al. 2015. Expression of multiple horizontally acquired genes is a hallmark of both vertebrate and invertebrate genomes. Genome Biology 2015, 16:50 doi:10.1186/s13059-015-0607-3
*FAQ significa Flemático Anatomista de Quetognatos
Las pollonas negras suelen medir entre 30 y 38 centímetros, y pueden llegar a pesar medio kilo. Su distribución por el globo terráqueo es amplísima; encontramos pollonas negras en Zimbaue, en España, en Brasil, en los Estados Unidos, en Madagascar, en Rusia, en la India, en Japón... Sí, en Japón también.
Las pollonas negras son mucho más comunes de lo que piensas, créeme. Y, contra lo que podría suponerse, muy poca gente ha reconocido una cuando la ha visto, ni le ha provocado impresión alguna. El mito de que una pollona negra "te cambia la vida" no parece ser cierto, y más bien lo que suelen provocar, sin duda injustamente, es indiferencia.
La pollona negra (Gallinula chloropus) se conoce también como gallineta común o como polla de agua. ¿Cuál es su lugar en el árbol evolutivo? Recientemente se ha publicado en la prestigiosa revista Science una comparación de los genomas de 48 aves representativas de la mayoría de los grupos vivos. Como resultado, tenemos probablemente la filogenia de aves actuales más exacta hasta la fecha.
La polla de agua no está estrechamente emparentada con la gallina. Pertenece al orden de las gruiformes, es decir, es pariente cercana de las grullas. Según el citado estudio, las aves gruiformes serían primas hermanas del grupo de los chorlitos y las avefrías. El siguiente ave en parentesco sería el fascinante hoatzin, cuyos pollos pueden usar las manos, provistas de garras, para agarrarse y trepar por las ramas de los árboles. El siguiente conjunto de parientes próximos contiene a una gran cantidad de aves diversas, desde pingüinos hasta búhos o gorriones, pero no a las gallinas ni a los patos, y tampoco a las avestruces. Podríamos decir que, por orden de ramificación, la pollona negra está en una rama situada "aburridamente" a media altura en el árbol de las aves.
Como todas las aves, antiguas y modernas, la pollona negra es un dinosaurio. Posee los rasgos típicos de dinosaurios terópodo como son el bipedismo, los huesos huecos, un sistema respiratorio avanzado basado en sacos aéreos, y las plumas. El análisis de genomas aviares ha permitido calcular** en cuántas ocasiones se perdieron los dientes en los linajes de aves actuales: parece que solo fue necesaria una vez, hace unos 116 millones de años. Sin embargo, aún está por resolver cuántas veces perdieron el pene, ya que los machos de la inmensa mayoría de aves carecen de él. Efectivamente, la pollona negra tampoco tiene pene. Sus ancestros fueron despollados por la evolución.
Gallinula chloropus.
*Zhang, G., C. Li, Q. Li, B. Li, D. M. Larkin, C. Lee, J. F. Storz, ...F. G. Hoffmann, J. C. Opazo,...et al. (members of the avian genome consortium). 2014. Comparative genomics reveals insights into avian genome evolution and adaptation. Science 346: 1311-1320. PDF
**Meredith, RW, Zhang, G, Gilbert, MTP, Jarvis, ED & Springer, MS 2014, 'Evidence for a single loss of mineralized teeth in the common avian ancestor' Science, vol 346, no. 6215, 1254390., 10.1126/science.1254390
Pudimos ver este vídeo de José Luis Crespo (@QuantumFracture) en el divertido programa de televisión Órbita Laika. La parte del final no me gusta mucho; los habituales ya conocen mis manías: yo sí pienso que venimos de monos "como los de los zoos" (aunque no exactamente de las mismas especies, claro), y la imagen de un "mono" hiperprimitivo y misterioso dando lugar "horizontalmente" a los monos y humanos actuales creo que no ayuda a la comprensión de nuestro parentesco real.
Dejando mis heterodoxias a un lado, el punto fuerte del vídeo es la explicación de la selección natural como mecanismo que origina adaptación al medio y nuevas especies. Es una explicación, lógicamente, muy simplificada, pero logra transmitir varias ideas importantes:
Primero, que la selección natural no es "la ley del más fuerte", y que "el más apto" puede serlo por muy diferentes causas.
Segundo, que la selección natural se corresponde con el éxito diferencial en la reproducción. Los conejos mejor adaptados tienden a reproducirse más que el resto, no simplemente a "sobrevivir", como se suele contar.
Tercero, que la selección natural es acumulativa y, normalmente, la adaptación a nuevas condiciones o la aparición de nuevas especies requiere varias etapas. ¿Recordáis los osos polares de la nueva serie Cosmos? si nos atenemos a las animaciones, la mutación de pelaje blanco ya produce de golpe y porrazo un oso con el aspecto y las proporciones del oso polar. Pero estos conejos se adaptan al frío y a la nieve paso a paso: acaban siendo blancos, de pelaje más grueso y de cuerpo más grande de manera gradual. Por estos detalles, el video de Quantum Fracture es mejor que la animación de Cosmos.
Parque Jurásico, de 1993, fue más que un simple espectáculo de acción y aventuras; fue una buena película de ciencia ficción (basada en un mejor libro ciencia ficción). Concretamente, pertenece o roza la frontera de la ciencia ficción dura, subgénero caracterizado por el rigor y en el que los elementos científicos se ajustan al máximo a los conocimientos de la época. Precisamente por eso son perfectamente analizables y criticables las “licencias”, exageraciones o errores científicos de la película, algo que no tendría tanto sentido si se ubicara en el género fantástico. De todas formas, creo que en general la película destacó por su respeto (aunque no total) a la ciencia del momento.
Más importante aún: fue una película excepcionalmente divulgativa. Y no me refiero a la parte en la que se explican conceptos de ingeniería genética. Parque Jurásico fue la obra que más ayudó a comprender y a difundir una revolución científica que se había producido en la propia paleontología y que el público apenas conocía: la llamada dinosaur renaissance.
El Renacimiento de los dinosaurios fue un cúmulo de descubrimientos e hipótesis que cambiaron casi totalmente la forma de entender a los animales extintos más famosos. Como consecuencia de este progreso científico, los dinosaurios ya no debían mostrarse como lagartos agigantados de conducta simplona, sino como animales mucho más interesantes y complejos, únicos en muchos aspectos, similares a mamíferos y aves en otros.
Jurassic Park tuvo un enorme éxito y produjo dos secuelas de peor calidad, la última de ellas en 2001. En junio del año que viene se estrenará la cuarta película de la "saga", Jurassic World. Y ya se ha revelado lo suficiente como para llevarnos por anticipado una gran decepción.
¿Por qué? Porque han pasado 22 años, y durante este tiempo se ha producido otro enorme conjunto de avances en el conocimiento de los dinosaurios, otra revolución científica con ellos como protagonistas. En 1996 salió a la luz el primer dinosaurio con restos fosilizados de protoplumas. Los métodos de análisis filogenético y la gran cantidad de nuevas especies descubiertas, muchas de ellas “emplumadas”, han establecido más allá de cualquier duda razonable que las aves (todas, en conjunto) descienden de dinosaurios y que son “primas hermanas” de los raptores (dromeosáuridos). No solo los “raptores” y otros grupos similares, también los ornitomimosaurios, tiranosauroides, megalosauroides, e incluso muchos dinosaurios ornitisquios pudieron estar cubiertos con un abrigo de filamentos de diferente complejidad, desde simples “pelos” hasta plumas idénticas a las de las aves actuales.
Y, según parece, nada de esto se va a reflejar en Jurassic World. Los responsables han decidido ignorar todos estos años de progreso científico y mantenerse “fieles” a la estética previa, con sus velocirraptores-lagarto y sus Gallimimus corriendo como avestruces desplumados. Han preferido la opción anticientífica, cobarde, obsoleta y viejuna, cuando tenían la oportunidad de crear otra película memorable, eficazmente divulgativa y que trasladara de un plumazo (je, je) la nueva revolución científica a las masas espectadoras.
La hipótesis de que el gigantesco carnívoro Spinosaurus aegyptiacus era un piscívoro es antigua, pero los nuevos restos encontrados en el Sáhara han permitido encontrar pruebas claras* de que llevaba un estilo de vida acuático. Los paleontólogos han dicho "semiacuático" por prudencia, y sin embargo sus hallazgos implican que estaba adaptado de forma avanzada a moverse dentro del agua.
Reconstrucción a tamaño real del esqueleto del Spinosaurus en el National Geographic Museum, en Washington DC.
Los huesos de las extremidades no eran huecos para aligerar el peso en tierra sino macizos, permitiendo un control de la flotabilidad. Las patas traseras y la pelvis estaban reducidas mientras que el cuello y el tronco eran largos para un gran terópodo. Esto desplazaba el centro de gravedad hacia delante, impidiendo probablemente la locomoción bípeda en tierra firme. Las nuevas proporciones del cuerpo, si son acertadas, obligan a corregir las reconstrucciones de este dinosaurio.
La estructura del fémur y las garras del pie planas indican que usaba las "piernas" para propulsarse sumergido. Los orificios nasales se habían desplazado hacia atrás desde el hocico hasta el centro del cráneo. La famosa cresta o vela de su espalda, la más alta entre los dinosaurios, probablemente cumplía una función puramente visual de adorno o amenaza.
Se trata del primer dinosaurio acuático del que se tiene noticia, si descontamos a las aves (los plesiosaurios, ictiosaurios, mosasaurios, etc. no cuentan porque nunca fueron considerados dinosaurios por los científicos).
Más información:
Artículo de Antonio Martínez Ron Artículo de National Geographic (el Spinosaurus animado digitalmente que aparece en el vídeo camina cuadrúpedamente usando los "nudillos" de las manos, pero me parece que no guarda una completa fidelidad a las nuevas proporciones)
Vídeo de Paul Sereno, coautor del estudio, explicando el descubrimiento.
*Ibrahim et al., 2014. Semiaquatic adaptations in a giant predatory dinosaur. Science / DOI 10.1126/science.1258750
"Si la miseria de nuestros pobres no es causada por las leyes de la naturaleza, sino por nuestras instituciones, qué grande es nuestro pecado" (Charles R. Darwin)